La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida. Elvira Sastre


"Nadie quiere estar en una isla desierta cuando se hace de noche" o "la soledad es mirar unos ojos que ya no te miran" son dos versos del poemario de Elvira Sastre que me anoté durante la lectura y que resumen, al menos para mí, el poso que deja adentrarse en estos 26 poemas. El dolor que implica seguir queriendo a una persona que te ha abandonado, la intensidad con la que los poemas cuentan una pena que todo el mundo ha vivido en algún momento emana de los versos. Es fácil reconocer su aroma. No se puede evitar pensar que son los poemas de una persona triste que, sin embargo, guarda todavía esperanza. Un ser humano que ve belleza en el desamor y en la soledad, que sueña con una reconstrucción y un mañana feliz. El título: "la soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida" es maravilloso.

Tiene en la introducción unos versos de José Mateos que me gustaron mucho:

Mira el jilguero. No es nada:
miedo y plumas. Sin embargo,
escondido entre las ramas,
puede hacer que cante un árbol.

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