La sociedad del cansancio. Byung-Chul Han

 


Hoy uno se explota a sí mismo y se cree que se está realizando. Esta frase tan rotunda, expresada así en una entrevista por el propio autor, ayuda a manejar la idea central de la obra. Leerlo es acceder a una especie de manifiesto en contra de la cultura de la productividad y del rendimiento. Critica a un sujeto que ahora quiere ‘ser la mejor versión de sí mismo’, en lugar de comprometerse con los demás y con lo que le rodea.

Da para subrayar algunas joyas: el sujeto obligado a rendir compite consigo mismo y cae bajo la destructiva coerción de tener que superarse constantemente a sí mismo. Esta coerción termina siendo mortal.

En un momento cultural en el que no es difícil obsesionarse con 'ganar más dinero', 'conseguir más seguidores', 'estar más delgado', 'recibir más atención', 'visitar más países' o 'alcanzar más prestigio' resulta interesante pensar que uno podría estar explotándose a sí mismo para alcanzar objetivos que puede que no sean tan valiosos después de todo. Sobre todo pensando que uno debe sacrificar para ello el ocio, la cultura y las relaciones profundas con los demás.


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